El hilo conductor del concepto feminicidio es el odio
M.C. Emma Cerón Díaz
El hilo conductor del concepto
feminicidio es el odio, así lo señalan diversos estudios sociales, jurídicos y
de derechos humanos que lo han definido desde su campo de estudio. Por tanto el
delito de feminicidio lo comete aquella persona que su principal motivación
para hacerlo es la misoginia (odio hacia la mujer).
Así, para saber y entender la
lógica del asesinato de mujeres en un lugar, es necesario investigar si dichos
actos se dan en el contexto del odio hacia las mujeres; proceso que requiere de
un protocolo de investigación judicial minucioso. Por tal motivo, si alguien
quiere saber si las muertes de mujeres en el estado de Guerrero son
feminicidios, deberán apegarse a las investigaciones especiales sobre el tema; difícilmente
se podrá saber si los asesinatos de mujeres en el estado son feminicidios si no
existe dicha investigación (como se señala en el documento denominado Campo
Algodonero).
Decir que hay o que no hay
feminicidios en el estado, no está de más, pero es importante mantener la
perspectiva de la justicia y hacer que los casos sean investigados.
Tanto las autoridades
gubernamentales como los organismos civiles, están obligados a hablar con
bases, de tal forma que no se vicie el tema del feminicidio, a tal grado que se
cree un escenario de impunidad o un escenario de emergencia que no lo amerite.
Si bien son muchos los asesinatos
de mujeres que se han citado por los medios de comunicación, no necesariamente
estamos hablando del fenómeno social de feminicidio. Aún cuando es
preocupante que crezca el número de mujeres asesinadas, el motivo de sus
muertes no se sabrá si no existe una investigación, y ante esa circunstancia no
habrá ni tipificación, ni ley, ni política publica, ni nada que pueda parar
estos asesinatos.
Para saber a
que fenómeno se enfrentan las autoridades, es necesario que las autoridades
registren los asesinatos como feminicidios (como resultado de la investigación)
o como resultado del estado de violencia generalizada en el estado y en el país.
De ahí, surgirán las políticas públicas nacionales y estatales necesarias para
contenerlos y erradicarlos.
El impacto que
generan las diversas declaraciones, deja a las mujeres en total impunidad,
puesto que ninguna de las declarantes se ha planteado hablar sobre bases que
generen seguridad certeza sobre qué esta generando dicho fenómeno y ser
atendido; más bien se ha abierto tanto el tema, que ahora resulta que nadie
tiene la culpa y/o todo es feminicidio.
Tomar esos
caminos solo beneficia y promueve la impunidad y la sinrazón, y por ahí no se
llega a ningún lado. Mientras, el fenómeno crece, se minimizará o se
acentuará en la declaración pero no
pasará de ahí, porque como hasta ahora, no hay quién diga esta boca es mía, y
quizás haya razón, no estamos en paz, no podemos obviar lo obvio, la violencia
de los grupos delictivos se han acercado a las mujeres.
Fundamentar el
carácter del odio hacia las mujeres -en el motivo del asesinato-, no es nada
fácil; sin embargo, es imperante establecer un protocolo que de certeza de lo
que se habla en cuanto a la magnitud y motivo. Legislar y tipificar el
asesinato de mujeres para incluirlo como feminicidio es un primer giro hacia la
victimización de las mujeres “por ser mujeres”.
La tipificación
del feminicidios es ciertamente uno de los puntos nodales del debate, sin
embargo, lo establecido sobre el tema en Guerrero, no es muy diferente a lo
establecido en otros estados de la República Mexicana y Latinoamérica; palabras
más, palabras menos, el odio es el motivo central que
lo diferencia del homicidio. Por tanto, el quehacer de las autoridades es
comprobar que este elemento –el odio hacia la mujer- sea el motivo del
asesinato para contemplarlo como un feminicidio, según lo establecen algunos
organismos internacionales de derechos humanos.
Si no hay
investigación, no hay feminicidios. Hay asesinatos – y muchos- de mujeres. ¿A
quién beneficia esto?
Por otro lado,
hay que preguntarse: si se tipifica el feminicidio ¿pararán los asesinatos?, Sí
se sube la condena a los asesinos ¿pararán los asesinatos?, sí se tiene un
protocolo ¿pararán los asesinatos? si se hacen modificaciones a la ley ¿pararán los asesinatos? y no, no paran los
asesinatos porque el problema no radica en una definición o una condena o una
ley (aunque ayude a hacer justicia), el problema tiene raíces más profundas que
tienen que ser atacadas desde muchos frentes, pero la responsabilidad principal
es de las instituciones gubernamentales porque son ellas (las instituciones)
quienes tienen la responsabilidad de dirigir las políticas públicas e impactar
con ellas en la reducción de los asesinatos de mujeres porque estamos hablando
de un fenómeno social de violencia
sistemática de misoginia y discriminación hacia las mujeres, practicada desde
la intimidad hasta el espacio público, ahora influenciada por la violencia
social y porque la discriminación y la violencia hacia la mujer sí esta
transversalizada en TODO el entramado social.
Seguramente hay,
y habrá muchas propuestas para abatir los feminicidios, pero creo que el Estado
tiene por resolver La Educación,
La Toma de decisiones y La Justicia, todo desde una
visión de género que permita elevar e igualar las oportunidades de las mujeres que
las dignifique como seres humanas.